Por Horacio Krell
La inteligencia emocional es la capacidad de entender y gestionar las emociones, lo cual es la clave de la salud mental y de la inteligencia social que es la destreza de conocer los sentimientos de los demás para funcionar bien en la sociedad.
La correlación entre IE e IS puede marcar la diferencia entre comportarse de una manera socialmente aceptable o quedar fuera de lugar.
La cuenta corriente emocional es el reflejo de las relaciones con cada persona y la sumatoria es el capital social que posee un individuo. Desarrollar conjuntamente ambas inteligencias mejorará el resultado de sus cuentas corrientes emocionales y por lo tanto también mejorará el capital social.
El primer paso para desarrollar la inteligencia emocional es conocer el estado actual. Lo que no se mide no se puede mejorar y por lo tanto para mover el amperímetro es necesario saber cómo se está funcionando emocionalmente, es decir cómo se reacciona ante las situaciones estresantes.
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