Por Edith Gómez - Cuando la inteligencia emocional apareció por primera vez en las masas, sirvió como un complemento: las personas con un coeficiente intelectual promedio superaron a aquellos con los CI más altos el 70% de las veces.
Esta anomalía dejó cierta confusión en lo que se venía asumiendo globalmente: el coeficiente intelectual era la única fuente de éxito.
Décadas de estudio ahora señalan que la inteligencia emocional es el factor crítico que separa a las “estrellas” del resto. La conexión es tan fuerte que el 90% de las personas que mejor rendimiento tienen gozan de una alta inteligencia emocional.
La inteligencia emocional es el “algo” en cada uno de nosotros que es un poco intangible. Afecta la forma en que gestionamos nuestro comportamiento, navegamos complejidades sociales, y tomamos decisiones personales para lograr resultados positivos.
A pesar de la importancia de la inteligencia emocional, su naturaleza intangible hace que sea muy difícil conocer cuánta tienes.
Desafortunadamente, los exámenes (científicamente validos) de calidad de coeficiente intelectual no son gratis. Se han analizado los datos de millones, y se han hecho pruebas que identifican los comportamientos característicos de personas con un bajo CI.
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