Por Virginio Gallardo - Socrates decía que cuando los dioses querían destruir a un ser humano le convertían en arrogante y así se destruía a él mismo. Si en la antigua Grecia la arrogancia podía ser un problema en la Era de la Innovación y la Transformación digital, donde la adaptabilidad es la clave, se ha convertido en el peor enemigo del líder.
La arrogancia es una característica que impide conocerte a ti mismo, impide autoanalizarte y escuchar a los demás, por tanto impide analizar el entorno tu posición y el cambio. Además de la adaptabilidad destruye el desarrollo del resto de nuestras capacidades emocionales básicas para el liderazgo: comprensión, influencia, colaboración, etc.
La arrogancia es un virus intelectual pues te inhabilita para escuchar, aprender y cambiar. La condena de los que tienen este rasgo es convivir con la peor ceguera que existe, la ceguera emocional donde nuestro cerebro no puede ver y ni siquiera sabe que es ciego. Provoca la innovamiopía: Síndrome que te hace pensar que tu negocio no necesita importantes dosis de cambio y transformación. Cuyo pronóstico es la muerte lenta
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